El arte de contar



                El arte oral de contar, u oralidad narradora artística, consiste en comunicar y expresar por medio de la palabra, la voz y el gesto vivos, cuentos y otros géneros imaginarios que el cuentacuentos inventa y/o reinventa en el aquí y ahora con un público considerado interlocutor, y que por ser comunicación no son literales respecto a la fuente.


             No hay que confundirlo con el arte de la conversación y las anécdotas personales. Tampoco hay que confundirlo con el cuento teatralizado o con esos monólogos, tan de moda en la actualidad, llevados a cabo por cómicos .
                  Los cuentos y otras ficciones que narran han sido compartidos en cada cultura y país como un medio de entretenimiento, educación, preservación de la misma, del conocimiento y de los valores. Elementos vitales a este arte incluyen una trama y unos personajes, así como el punto de vista y la manera de ver el mundo del narrador oral artístico o cuentacuentos. Las historias son utilizadas para compartir un mensaje, dar una explicación mágica, divertir, criticar, aportar posibles soluciones a conflictos... El arte de contar es además elemento de la tradición oral de cada pueblo.


                El cuentacuentos recaba su material de fuentes de tradición oral o de la literatura, pero lo resignifica y recodifica a la oralidad, deviniendo el contenido en su mensaje personal y único, con el cual, como un fuego que sigue devorando y expandiéndose, va atrapando a su oyente y lo va abrazando y abrazando con imágenes, percepciones y sensaciones que previamente modificaron e hicieron vibrar su propio ser. 
                  El cuentacuentos o narrador no es totalmente exterior a la historia ni está del todo implicado en ella. Cuenta como un testigo y representa a hombres y mujeres, a niños, jóvenes y viejos. El narrador dispone de técnicas de narración y experimenta el placer de coexistir con esos seres imaginarios. Transmite oralmente el fondo épico de una comunidad. 

 CONTAR A LOS NIÑOS

                Contar cuentos estimula la comunicación afectiva.
       
El niño siente que se le dedica un tiempo especial en un intercambio de voz y pensamiento. Se le da rienda suelta a la imaginación y el mundo lleno de reglas, se detiene por un momento.

                 Ademas los cuentos favorecen la adquisición del lenguaje, desarrollan confianza en las cualidades propias, despiertan curiosidad por el aprendizaje de cosas nuevas y liberan la imaginación del niño.

          El hecho de verse acompañados en sus fantasías por sus maestros y padres les brinda seguridad.

CONTAR A LOS MAYORES


         Los cuentos son una fantástica herramienta para reanimar una memoria enterrada , para brindar  la oportunidad de un intercambio natural y nada infantilizado ...
   En mi trabajo con ancianos ( residencias , centros de estancia diurna , hogares del pensionista...etc )  utilizo el cuento  para  hacer renacer placeres olvidados. Para que se produzca ese momento mágico, en el que, las historias les recuerde el niño que fueron. Ese niño que todos llevamos en el interior.

     Me encanta contar para ellos , ver como disfrutan de esas historias en la que a veces se reconocen , comprobar como los cuentos tienen el poder de reavivar emociones , recuerdos y sensaciones  .

   Yo misma he llegado a emocionarme , fue en un encuentro intergeneracional ; ver un niño coger de la mano a un anciano y caminar muy despacito , a su paso , para elegir un cuento de mi cofre me pareció un momento mágico .....¡qué poder tienen los cuentos! ¡ qué pretexto más sencillo para unir dos edades tan alejadas !
Y si además se aprovecha el ambiente  creado con los cuentos para organizar tras la sesión un momento de convivencia distendida ( café, merienda  ...) que permita  conversar, puede que  ellos a su vez, cuenten  esos cuentos escuchados a sus abuelos.